USO DEL MANÓMETRO
Este aparato debe ser utilizado de acuerdo a parámetros concretos. El uso del manómetro de refrigeración debe darse por parte de personas con conocimientos y responsabilidad, dadas las incidencias que pueden causar una mala lectura o uso.
Es importante que se lleven los pasos uno por uno, sin precipitación y sabiendo respetar los tiempos y orden de las acciones.
De lo contrario, el operario podría sufrir quemaduras o, bien, una ineficacia por pérdidas de aceite, gas refrigerante, etc. Así pues, para saber cómo utilizar correctamente el manómetro de refrigeración, hay que atender varias cuestiones, entre otras, la graduación del dispositivo.
Es habitual que al utilizar por primera vez el manómetro esté carente de la graduación aplicada de fábrica. En este caso habrá que retirar el cierre transparente y, con mucho cuidado y a través de un pequeño destornillador plano, se moverá el tornillo que hay debajo de la numeración hasta que la aguja se detenga en 0.
Este es el estado en que tiene que encontrarse el manómetro de refrigeración para su uso correcto.
Hay que insistir en que tanto la retirada de la tapa translúcida como su recolocación, habrá de realizarse con suma precaución. Además, no deberemos tocar la aguja ni ningún otro elemento más allá del tornillo.
Una vez esté graduado, se colocará el manómetro cuando el sistema de refrigeración esté encendido, ya que de este modo obtendremos una más baja presión y será más fácil y más seguro obtener mediciones exactas.
A la hora de retirarlo, también es recomendable que el dispositivo de refrigeración esté encendido. Así, habrá menos presión y se impedirá una pérdida de producto refrigerante. En ciertos modelos, se incorpora un visor que permitirá visionar el flujo del refrigerante.
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